Antiguamente (o sea, hace más de seis años) los debates políticos eran sobre política. Parece redundante, pero no es así. Basta ver la diferencia con los debates actuales para comprender que ahora la política es lo que menos importa. En esa antigüedad, superada por la Revolución Ciudadana, se enfrentaban ideologías, se discutían las decisiones de los mandatarios y sus efectos en la vida de las personas, se cuestionaban las estrategias de los partidos, se especulaba sobre los resultados electorales y más cosas de ese estilo. Actualmente, la mayor parte de conversaciones que comienzan con algún tinte político, derivan rápidamente en los logros materiales del gobierno, especialmente en las carreteras que ha construido.
Es fácil hacer la prueba. Todo consiste en poner sobre la mesa un tema como los artículos de la Ley de Comunicación que limitan las libertades (o cualquier otro similar) para que le manden a ver las excelentes carreteras por las que avanza la Patria que ya es de todos (y de todas).
Después de tantas veces que recibí esa respuesta -que me dejaba como un ignorante de la realidad palpable, concreta y evidente-, decidí hacer el camino Esmeraldas-Quito por la vía más larga, la de Santo Domingo-Aloag. Me habían dicho varias personas que estaba ampliada a cuatro carriles y que muchas de las peligrosas curvas se habían eliminado con modernos túneles.
Bueno, para que el relato no sea tan largo como mi viaje, simplemente pongo un par de cifras. La primera, es que en toda la carretera existe solamente un túnel. No hay el plural -túneles- que utilizaban varios de los entusiastas amigos. Hay, eso sí, varios carteles que anuncian la entrada a un túnel, que me obligaron a reducir la velocidad y a encender las luces, pero que seguramente deben referirse a alguna otra cosa. Es posible que el concepto túnel haya cambiado y que yo esté equivocado, pero de lo que sí estoy seguro es que eso que se llamaba túnel, como los de San Juan, El Placer o el Guayasamín, no hay más que uno.
La segunda cifra es que desde Santo Domingo a Aloag hay 96 kilómetros, según un cartel que está a la salida de aquella ciudad. De esos hay que recorrer más de cincuenta por la misma carretera de toda la vida para comenzar a recorrer la pista de cuatro carriles. Concretamente, hay que llegar a Tandapi, donde otro cartel señala que la ampliación corresponde a un tramo de 35,4 kilómetros. Por tanto, se ha ampliado el 36,9% de la vía, algo más de la tercera parte.
La próxima vez que hable de política ecuatoriana actual voy a tener el mayor cuidado en entender que los plurales no siempre se refieren a más de un objeto, persona o hecho y, sobre todo, voy a aceptar el 36,9% de las afirmaciones que escuche.
Es fácil hacer la prueba. Todo consiste en poner sobre la mesa un tema como los artículos de la Ley de Comunicación que limitan las libertades (o cualquier otro similar) para que le manden a ver las excelentes carreteras por las que avanza la Patria que ya es de todos (y de todas).
Después de tantas veces que recibí esa respuesta -que me dejaba como un ignorante de la realidad palpable, concreta y evidente-, decidí hacer el camino Esmeraldas-Quito por la vía más larga, la de Santo Domingo-Aloag. Me habían dicho varias personas que estaba ampliada a cuatro carriles y que muchas de las peligrosas curvas se habían eliminado con modernos túneles.
Bueno, para que el relato no sea tan largo como mi viaje, simplemente pongo un par de cifras. La primera, es que en toda la carretera existe solamente un túnel. No hay el plural -túneles- que utilizaban varios de los entusiastas amigos. Hay, eso sí, varios carteles que anuncian la entrada a un túnel, que me obligaron a reducir la velocidad y a encender las luces, pero que seguramente deben referirse a alguna otra cosa. Es posible que el concepto túnel haya cambiado y que yo esté equivocado, pero de lo que sí estoy seguro es que eso que se llamaba túnel, como los de San Juan, El Placer o el Guayasamín, no hay más que uno.
La segunda cifra es que desde Santo Domingo a Aloag hay 96 kilómetros, según un cartel que está a la salida de aquella ciudad. De esos hay que recorrer más de cincuenta por la misma carretera de toda la vida para comenzar a recorrer la pista de cuatro carriles. Concretamente, hay que llegar a Tandapi, donde otro cartel señala que la ampliación corresponde a un tramo de 35,4 kilómetros. Por tanto, se ha ampliado el 36,9% de la vía, algo más de la tercera parte.
La próxima vez que hable de política ecuatoriana actual voy a tener el mayor cuidado en entender que los plurales no siempre se refieren a más de un objeto, persona o hecho y, sobre todo, voy a aceptar el 36,9% de las afirmaciones que escuche.