Simón Pachano
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Escritos en la noche del jueves o en la madrugada del viernes, circulan el lunes y van pasando al olvido a partir del martes (aunque para muchos lectores no hay olvido ni perdón).

507 palabras, una o dos ideas
Mi intención es que el análisis se imponga a la opinión. No siempre lo consigo, pero que quede constancia de mi voluntad.
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El lunes de esta semana..

Turismo antiviral

No es una novedad decir que esta es la primera pandemia vivida en tiempo real por todo el mundo. Aunque varias de las anteriores tuvieron dimensión mundial, quienes las sufrieron las veían en su dimensión local y solamente con mucho retraso llegaban noticias de otros lugares en los que vivían situaciones similares. Esta diferencia ha sido fundamental para que, a un mismo tiempo, se presenten dos hechos contradictorios. Por un lado, como ocurrió antes, han surgido las más variadas visiones apocalípticas que anuncian un futuro tenebroso para la humanidad. Por otro lado, hay quienes consideran que, precisamente por vivirla mundialmente en tiempo real gracias a las comunicaciones y a la globalización, la pandemia ha ayudado a abrir una ventana desde la que se puede mirar el mundo en positivo.

Dos aspectos de esta mirada optimista deberían ocupar el centro del debate en nuestro país, que está a punto de salir de un Gobierno que no da pie con bola y comenzar otro que, sea quien sea el triunfador, no ha anunciado cómo enfrentará este asunto. El primero es la experiencia de los demás países, tanto de los que hacen bien las cosas, como de los que las hacen mal. De ambas se debe aprender y, hay que insistir, se lo puede hacer en tiempo real. Es suficiente con tener las antenas dispuestas y el discernimiento sin ataduras para separar el trigo de la paja. El segundo es mucho más concreto y es que, gracias a los avances científicos, esta pandemia terminará más pronto de lo esperado. Las vacunas (así, en plural) están disponibles y solamente se requiere tomar decisiones. Ahí, en esas decisiones, radicará la diferencia entre los países que superen exitosamente el problema y los que se queden entrampados.

La primera decisión, la de carácter económico, aparentemente ya fue tomada por el Gobierno nacional. En noviembre del año pasado, hace más de tres meses, anunció la asignación de alrededor de doscientos millones de dólares para vacunar al 65% de la población. Se supone que la siguiente decisión debía ser la de carácter operativo, consistente en la compra, importación y aplicación de las vacunas. Pero, después del papelón del ministro con un mínimo lote que apenas equivale a una muestra gratis, el proceso se estancó. Cabe suponer que los recursos están reservados para este fin y que todo depende de la voluntad y de la capacidad de ejecución. Es probable que la voluntad sí exista, pero que falte capacidad.

Para superar esa inacción cabría repensar la modalidad con que ha venido actuando el Gobierno. Hasta el momento únicamente se ha pensado en la acción estatal por medio del sistema nacional de salud. Más allá de ideologías y dogmas, sería conveniente considerar la participación del sector privado, tanto en la importación (aunque formalmente corra a cargo del Gobierno), como en la aplicación de la vacuna. De esa manera se contaría con mayores recursos, se aceleraría el proceso de inmunización y se ampliaría significativamente la población atendida. Incluso, adoptando la idea que el Gobierno chileno dejó de lado por la presión xenófoba de un grupo de extrema derecha, se podría ofrecer un plan de turismo antiviral. Se solucionaría el problema interno y ayudaría a reactivar la economía.



​​... y el de la semana pasada
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Errores y escenarios

Por simple novelería o como defensa anticipada ante futuras críticas, los consejeros electorales cometieron el error garrafal (“catastral”, diría un candidato) de difundir los resultados de un conteo rápido. Fue un triple error.

Primero, como autoridad electoral ellos no deben entregar otros resultados que no sean los que va arrojando el escrutinio de todo el conjunto.
Segundo, a diferencia de cualquier estudiante de secundaria, no se enteraron de que las cifras extraídas de una muestra tienen un margen de error y que si dos o más candidatos mantienen una distancia menor a ese margen significa que están empatados.
Tercero, es un atentado contra el sentido común pensar que los candidatos no iban a tomar esas cifras como definitivas y que la más mínima alteración en el conteo total (el real, el válido, el único oficial) sería interpretada como fraude. Su ceguera en todos esos aspectos se hizo evidente con el sainete de recibir esos resultados en sobre cerrado, ¿o es que en realidad no conocían los datos que avalaban con su presencia?

El error múltiple tendrá consecuencias en el resultado de la segunda vuelta. Las posibilidades de cualquiera de ellos que entre en esta se verán reducidas por las heridas que deja el enfrentamiento por unas centésimas de punto. Se podrá decir que la puja se habría producido de todas maneras, con o sin la intervención del Consejo Nacional Electoral, lo que es muy cierto. Pero, con toda seguridad, no habrían existido argumentos para sostener que se ha producido un fraude, que es lo que pregonan varios dirigentes del movimiento Pachakutik. Esa simple acusación será suficiente para que muchos de los electores que votaron en la primera vuelta por Yaku Pérez no estén dispuestos a apoyar a Guillermo Lasso en la segunda, en caso de que esas centésimas le favorezcan a él. No lo harán por alguien que —según el relato construido sin más fundamento que las cifras del conteo rápido— les robó la elección. Tampoco habrían surgido los resquemores de los votantes de Lasso para votar por Pérez, en caso de que él pasara a la segunda vuelta. Esa desconfianza se deriva de lo que ellos interpretan como chantajes y presiones violentas, así como del radicalismo exhibido en los discursos y en las redes
sociales.

En la tarde del viernes, al escribir este artículo, aún no se conoce el resultado del diálogo de los dos candidatos, de manera que lo único que cabe es considerar los posibles escenarios. El más beneficioso de estos para la candidatura que pase a la segunda vuelta sería el que establezca un acuerdo de apoyo en la campaña (y colaboración en el potencial Gobierno). Pero, dado que la propuesta de Yaku Pérez de recuento en todas las provincias es prácticamente inviable por razones legales y prácticas, él estaría obligado a ceder, ya sea en número de provincias o incluso en cambiar el recuento por la revisión de las actas. Pero el fuego atizado durante casi una semana le deja un margen muy estrecho para eso. Es una de esas situaciones en que el más mínimo retroceso sonaría a derrota. El sector radical del movimiento Pachakutik que trabaja para la candidatura correísta vería cumplido su objetivo de debilitar a quien surja de este entuerto.


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